Es probable que algún ser querido esté enfermo, o su propio cuerpo necesite sanidad. También puede ser que los problemas de familia, rebeldía de sus hijos, infidelidad en el matrimonio le hayan quitado hasta los deseos de vivir.
Quizás los malos hábitos o el vivir desenfrenado le tienen vacío. Para el Señor, no importa el origen o la clase de problema; lo que realmente le interesa es su determinación de creer, y su decisión de tocarle a El para recibir el milagro que necesita. Si, créalo, los milagros son para usted. Dios desea bendecirle dándole paz, salud, prosperidad.
Su vida es puesta en equilibrio. Decídase hoy a recibir a Jesús, a aceptar lo que Él le ofrece y comenzar una nueva vida. Por Marfa Cabrera