Cuando un hombre o una mujer han establecido una buena relación o comunión con Dios, llevan dentro suyo los ingredientes necesarios que les proveen seguridad, paz y gozo interior, sin ser afectados por las circunstancias externas que puedan rodearles.


Esta comunión comienza cuando abrimos nuestro corazón al Señor ; se mantiene cuando nos consagramos a Él y se fortalece mientras tomamos tiempo para estar con Dios regularmente en oración. La oración es el medio por el cual permitimos o invitamos a Dios para que nos vigorice, nos llene de energía espiritual para que por Su gloria vivamos victoriosos, venciendo al mundo, la carne y el diablo. 

Por medio de la oración conseguimos el poder del Espíritu Santo para vencer las debilidades, los malos sentimientos, las tentaciones. los rencores, y todas esas cosas que nos quiebran interiormente y nos llenan de inseguridad y frustración. Tome tiempo para orar y transformará los problemas en soluciones, las preocupaciones en gozo, la enfermedad en salud, las tentaciones en victorias. Y Dios será glorificado en su vida. Por Marfa Cabrera