¿Se ha despertado alguna mañana con una sensación de temor que le dominaba?
¿Sintió en algún momento del día, cuando menos lo esperaba, una sensación de ahogo al mismo tiempo que hasta sentía debilidad hasta en sus huesos?
La mayoría de nosotros, en un momento u otro de la vida, experimentamos una emoción de temor. A veces tenemos temor de una persona, de una situación, de que algún secreto muy escondido de un viejo error cometido sea revelado. También tenemos temor a un posible fracaso, fallarle a alguien que ha depositado su confianza en nosotros, quizás perder a un ser querido o algo que amamos.
Miles viven atormentados por el temor a quedarse solos, de no tener a nadie que comparta sus momentos de tristeza o de alegría. Pero qué hermosa suena la palabra de Dios cuando dice: "No temas, porque yo estoy contigo".
La verdad es que no tenemos por qué temer, lo cierto es que Dios siempre está presente amándonos con todo Su gran amor, perdonándonos con Su misericordia. Por eso, usted y yo podemos enfrentar cualquier situación y despejarla de todo temor a lo porvenir.
La verdad gloriosa es que usted y yo nunca estamos solos, no tenemos que enfrentar nada que se nos presente en soledad, siempre están la fortaleza de Dios y su divino poder, Su dulce amor y sabiduría.
Hoy puede elegir el vivir libre de temor, puede elegir soltar el problema, cualquiera fuere la situación, y permitir que Dios la maneje divinamente, porque Él le dice: "No temas, porque yo estoy contigo". Por Marfa Cabrera
