Hacer el bien requiere un esfuerzo permanente, no hay que tomar atajos, no hay que ir por lo más fácil, hay que trabajar con voluntad.
Generalmente el desánimo llega cuando no se ve resultados o demoran en aparecer, cuando los que debieran ayudar no ayudan, cuando nadie respalda, cuando parece que todo trabajo es en vano y que nadie lo valora. No se desanimen porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Cosecharemos a su debido tiempo, no como nosotros lo queramos sino como Dios lo ha establecido conforme a su voluntad. Cosecharemos si no nos desanimamos y no nos damos por vencidos.
Cuando esté llegando el momento de dejar todo, porque el cansancio no te permite seguir, mira a Cristo: Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. Hebreos 12:3. Cuando se hace el bien, se debe perseverar en él sin desmayar.
