Cuando un niño, por pequeño que sea, entiende que el dinero sirve para comprar caramelos y chocolates comienza a juntar con gran entusiasmo las monedas que encuentra en su casa o sea, tan pronto como comprendemos el valor del dinero, anhelamos tenerlo.
El hecho de anhelarlo solamente no nos da el dinero ni las otras cosas que queremos en la vida. Se necesita crecer, estudiar, capacitarse, trabajar fuerte y entonces, en algunos casos, el anhelo se hace realidad. El anhelo no es suficiente para obtener lo que deseamos en la vida, pero si es el primer paso y si este es suficientemente fuerte, luego vendrá el segundo paso, que es el deseo.
Cuando deseamos algo con todo nuestro ser, y ese deseo se hace casi una obsesión, estamos llegando al tercer escalón y éste es el planificar. Cuando el anhelo se transforma en un deseo verdadero, entonces planeamos distintas formas de lograr lo que anhelamos y deseamos.
Luego, respaldamos esos planes con constancia hasta lograr el cometido. Si usted anhela, desea, planifica y persevera casi seguramente logrará lo que se propone en la vida. David dijo 'anhela mí alma y ardientemente desea', y agregó 'los atrios del Señor'. Y eso es la que David consiguió.
¿Qué es lo que usted desea? Si es un deseo sano y bueno haga planes para lograrlo, persevere y Dios le premiará abundantemente.
¿Qué es lo que usted desea? Si es un deseo sano y bueno haga planes para lograrlo, persevere y Dios le premiará abundantemente.
Por Marfa Cabrera