Una verdad maravillosa en la que cada creyente puede confiar, es el amor de Dios demostrado en Cristo. 


Tan tremendo, constante e imperturbable es este amor de Dios que hallamos en Cristo que, absolutamente nada, no importa cuán poderoso sea, logrará jamás apartarnos de Él. 

Grabe cada palabra de esta promesa de amor que nos regala Su Palabra. Préndala en su corazón, plántela profundamente en su mente y cuídela para que nunca la olvide.

Estas palabras son un tesoro que Dios pone en su mano para fortalecerle. Camine junto a Cristo y permita que Su amorosa protección sea cada día más real, más tangible, para usted. 

No le diga jamás que no a Su ayuda, Él solamente quiere su bien. Conozca a Jesús, ámele. Siga Su senda y pídale que le enseñe a ser como Él. Ríndase a Su divino amor para vivir aquí y también junto a Él por la eternidad que vendrá. Confíe y crea que por siempre Cristo será su refugio cuando lleguen a su vida las tormentas.
Proclamo que el amor de Dios es real en mi vida. Por Marfa Cabrera