Qué fácil es cuando nos ofenden, seguir ofendiendo; pero, realmente, cuán noble es vencer el mal con una acción de bien. Muchas veces, alguien nos causa una ofensa con su palabra o su gesto, recibimos el impacto negativo y lo descargamos en la próxima persona con quien nos encontramos o tratamos.
Se produce una reacción en cadena que no se puede estimar hasta dónde llega. La esposa herida por la actitud poco amable de su esposo, descarga sus frustraciones en el hijo. El jefe, que vive ese clima en el hogar, maltrata a la secretaria, quien a su vez, le grita al cadete.
Podríamos seguir y seguir. Si eso le sucede, hoy deténgase y cambie la ofensa por una palabra amable, el comentario sarcástico por un halago sincero, trate la actitud negativa con comprensión y así habrá dominado la mala reacción para que no se propague en su mundo, en su ambiente, en su trabajo, en su hogar. Para que no eche raíces en su alma.
Lo natural es pagar con la misma moneda. Lo sobrenatural es pagar el mal con un bien. Esta actitud produce mucho gozo, especialmente en la persona que la practica.
Por Marfa Cabrera