Mucha gente no sabe que Dios nos invita a invocarlo en medio de la necesidad. Lo triste en la vida, no es tener una necesidad, sino no tener a quién acudir con ella.


Si se siente enfermo boy, o tal vez lo ha estado por un tiempo, y se da cuenta de que el dolor se torna insoportable, el cuerpo se deteriora y deforma, aun la moral decae, ¡anímese! No debe quedarse con esa enfermedad. Hay alguien que puede ayudarle: Dios el Padre, Creador de todas las cosas y también de nuestro cuerpo. Si, El puso nuestro organismo en funcionamiento, alentó de Su Espíritu en nosotros y nos dio vida. Ese cuerpo que hoy duele, que está débil, fue creado perfecto. Fue creado para gozar de buena salud, trabajar con vigor, disfrutar de los alimentos con alegría y servir a Dios con entusiasmo.

En este momento, abra los labios y el corazón a su Padre. Cuéntele en sus propias palabras todos sus problemas y dolores. Crea que el poder de Dios viene sobre su vida para hacerle bien. Crea que las células gastadas se restituyen, que la enfermedad se va, dejando paso a la salud divina, y aún su mente es renovada en el Señor.
Por Marfa Cabrera