Victoria: ventaja conseguida en la guerra. Conseguir la victoria. Éxito conseguido sobre un rival. Vencer y hacer huir al ejército contrario. Derrota: vencimiento completo de un ejército. Desorden, ruina.
Al leer estas dos definiciones extraídas del diccionario, quizá no digan mucho, pero si decimos "obtuve éxito con mi rival que era un problema económico; obtuve ventaja en el problema con mi hijo, conseguí la victoria en mi salud", o decimos: "El diablo me venció por completo; en mi familia sólo hay desorden y ruina", suena muy distinto.
Hay personas que al escucharlas hablar nos damos cuenta de que tienen una actitud de derrota frente a la vida, pero otras han descubierto el secreto que yace en la Palabra de Dios, de que en Cristo obtenemos la completa victoria.
Sabemos que Dios nunca pierde una batalla, porque Él es eterno y victorioso. Usted debe vivir con la permanente conciencia y actitud de que en Jesús podemos obtener victoria sobre cualquier circunstancia. Si solo vive con la conciencia de su inferioridad, de su pobreza, de su enfermedad o de su fracaso, entonces Dios nunca podrá obrar en su vida. Dios es su ayuda, es su abundancia, es su triunfo, y es su verdadera victoria. Si dos hombres no pueden ponerse nunca de acuerdo, ¡cómo pueden hacer negocios juntos? De modo que, para andar con Dios, y para hablar con Dios, usted tiene que injertar en su conciencia la conciencia de Dios.
Piense en ganar, renueve su mente con la Palabra de Dios, para cambiar esa actitud de derrota, que quizá heredó de su familia o a causa de los problemas en la vida.
Luego comience a llenar su mente de lo que la Biblia dice acerca de la victoria que Cristo obtuvo para nosotros, y verá como se abre una gran avenida para las bendiciones de Dios.
Por Marfa Cabrera
