Por amor a Su Nombre

"Y sabréis que yo soy Jehová, cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros caminos malos ni según vuestras perversas obras,.." Ezequiel 20: 44


Este pasaje bíblico  es parte de un capítulo cargado de intensidad, porque contiene las quejas de Dios contra su pueblo Israel.  La visita de aquellos líderes del pueblo fue desagradable al Señor por la simple razón de que ellos mismos eran parte del problema de la nación:  no había en ellos arrepentimiento; sus intenciones eran abrazar las prácticas paganas de Babilonia y de las otras naciones a donde habían sido esparcidos, y lo más patente de todo era que no tomaban en serio los llamados al arrepentimiento que Dios les hacia por medio del profeta.

Este cuadro es muy parecido a la actitud que tomamos frente a la condición de nuestra familia ante Dios. Queremos que Dios tenga misericordia de los nuestros, pero procuramos su favor como si fuéramos dignos de ello.  Pretendemos ser pueblo de Dios que merece tratos especiales por dicha causa, y por sobre todas las cosas, pensamos que Dios tiene la obligación de cumplir sus promesas, como si Dios fuera el único obligado a cumplir, y nosotros no.

Nuestra actitud demuestra que no hay una verdadera intensión en nuestro corazón de abandonar el mal camino, por el contrario, no estamos dispuestos a dejar las modalidades que imperan en la sociedad de hoy en día.  Dios continúa aún en nuestros tiempos ofreciéndonos una oportunidad de vida, pero la rechazamos por las cosas pasajeras que ofrece el mundo.

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