En Isaías 58 Dios nos dice lo que es un verdadero ayuno. En este capítulo, la Biblia nos habla acerca de cómo el pueblo de Dios estaba ayunando pero no estaban viviendo para Dios. Aunque se estaban absteniendo de comida, ellos no estaban viviendo de una manera justa. No estaban siendo obedientes a Dios, no se humillaban, buscaban sus propios placeres, maltrataban a sus trabajadores, pasaban en contiendas y debates entre ellos mismos, y hasta hiriéndose con el puño.
La respuesta de Dios hacia el ayuno del pueblo de Dios fue: “¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? Isaías 58:5. Es obvio que Dios no estaba muy contento con este ayuno; recordemos que a Dios le agrada más la obediencia que el sacrificio, 1 Samuel 15:22.
En Isaías 58:6-7 Dios nos dice que es lo que Él desea en un ayuno: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? 7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” En estos versos podemos ver que Dios desea más que el solo abstenerse de comida y bebida. Lo que Dios desea en un ayuno es que vivamos para El, que hagamos un esfuerzo de ser luz en este mundo de tinieblas, que nos humillemos, que le pongamos a Él primero, que pongamos las necesidades del prójimo antes que las nuestras, que seamos sacrificios vivos. El ayunar para Dios y abstenernos de comida debe poner en nosotros un deseo sobrenatural de morir a la carne y vivir como Jesús vivió. El fruto del ayuno y de esa búsqueda de Dios debe ser un estilo de vida donde ya no soy yo el que vivo sino que es Cristo el que vive dentro de mí. Si yo me estoy absteniendo de comida y bebida porque estoy ayunando para Dios pero mi vida sigue igual y mis actitudes no cambian y no hago un
esfuerzo para ser más como Jesús en esta tierra, la verdad es que me estoy engañando a mí mismo y mi ayuno no es un ayuno verdadero.
El ayuno es una herramienta poderosa que Dios nos ha dado. ¡Úsala! Pero recuerda que el ayuno es más que solo abstenerse de comida. Es ser un sacrificio vivo para Dios. Es vivir como Jesús vivió.
Fuente: http://iglesialighthousemadison.com/