Ahora, tenemos que prestar atención, porque siempre que El Señor tiene un plan, SIEMPRE HAY ALGO QUE SE OPONE, trata de matar ese destino y abortar ese objetivo, pero nadie ni nada podrá detener el sueño de Dios para ti. Aunque el infierno entero se levante, no podrá detener lo que Él ya declaro en los cielos.
De hecho, cuando yo estaba en el vientre de mi mama, de repente le sobrevinieron toda clase de enfermedades, y le diagnosticaron un aborto terapéutico. Mi padre firmó la autorización, ya que la vida de mi madre estaba en absoluto peligro. Era la vida de mi madre o mi vida.
Cuando mi padre le da la noticia sobre el aborto a mi mamá, ella había perdido la vista, a causa de todo lo que le había sucedido en el embarazo.
Ya su vida no tenia posibilidades, estaba en riesgo ella y el embarazo. Pero, aunque mi madre en ese tiempo no conocía al Señor, me contó que de repente en ese momento escucho una voz que tenia una fuerza increíble, y abrazo su vientre y dijo: -“Nadie me va a quitar este bebé que Dios me dio”. Fue así, que agarro sus cosas y se fue del hospital. Mi papá no sabia nada; por eso cuando fue a visitarla, se encontró que mi madre no estaba.
Dios me habló en su palabra: -“Betty, yo te escogí desde el vientre de tu madre, para que seas mi sierva”. ¡Eso es lo que te dice el Señor a ti hoy!
En Isaías 49, el Señor te dice:
“... Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria. 2Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba; 3y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré”.
¡Hay obras, hay sueños, hay planes en el corazón de nuestro Padre, que quieren manifestarse a tu vida! Están escritas para ti con tu nombre. El Señor ya lo ha declarado en los cielos; nosotros solamente tenemos que creerlo y confiar. Tenemos que tomar todo lo que El Señor tiene para nosotros. Dios tiene sueños que nunca imaginaste vivir; que no están siquiera dentro de tus planes, pero si están en los planes de Él.
Tenemos que empezar a ver las cosas que no son como si fueran. Dejar de lamentarnos, y de decir: “aquí no se puede”. Cuando todos son pesimistas, y dicen: “Francia es dura, y nadie quiere aceptar a Jesús”. Cuando todas las circunstancias nos dicen que no; nosotros nos levantamos a decir: ¡Si! ¡Si, se puede!
El Señor te esta llamando al frente de la batalla! El ejercito está siendo levantado por el Señor: hombres, mujeres, jóvenes, niños. Jesús los está llamando al frente de la batalla. Dios te está levantando, para que puedas desenvainar la espada, que es Su palabra, y comiences a proclamar lo que Él declara en los cielos, en el territorio donde te ha puesto. ¡Hay algo nuevo que va a ocurrir, algo nuevo que su Santo Espíritu está derramando!
El Señor traerá un equipamiento espiritual a tu vida, pero la unción tiene propósito. El Señor envió su Espíritu, para que los discípulos sean levantados en fuego y en avivamiento. Y cuando Pedro caminaba, aun su sombra sanaba a los enfermos. Cada vez que estos hombres y estas mujeres abrían sus bocas, el poder de Dios se manifestaba. “Y he aquí vienen días”, dice el Señor, “cuando yo derramare de mi Espíritu, lo derramare sobres mis hijos y sobre mis hijas, sobre mis siervos y sobre mis siervas”. Cuando esa unción viene a tu vida, todas las cosas cambian.
Eres tú la respuesta, es tu vida el instrumento preparado por Dios para este tiempo. El Señor te llama por nombre como respuesta para tu nación, para tu familia.
Este el mensaje que traje en esta tarde. Dios nos quiere llevar a un tiempo de fruto espiritual, no importa lo que hayas sido hasta hoy. El Señor te dice que vas a entrar a un tiempo de fructificación. ¡El gran despertar va a venir!”.