“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira”. Salmo 40:1-4
Para comprender cabalmente el pasaje de este salmo escrito por el rey David, es bueno que definamos algunos términos:
¿Qué es un Pozo?
Agujero profundo que se hace en la tierra, generalmente revestido de piedra o ladrillo, para sacar el agua que procede de manantiales subterráneos.
¿Qué es Desesperación?
Pérdida total de la esperanza. Pérdida de la tranquilidad de ánimo y la paciencia.
Ahora, si fusionamos estas dos palabras, Pozo y Desesperación, en el contexto del salmo 40, nos da como resultado un panorama de incertidumbre, dificultad y crisis, por la que, todos nosotros, en ocasiones, experimentamos en repetidas ocasiones en nuestras vidas. Es decir, que esta condición es común a toda persona y siempre estará sucediendo como parte misma del vivir en este mundo caído, pecaminoso y lleno de imperfecciones.
La palabra de Dios está llena de mensajes e historias que inspiran nuestra fe y nos muestran el gran amor de Dios Padre. La fe en el amor de Dios es el centro de la biblia, la misión de la venida de Cristo es esta: “El ladrón no viene si no para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. Juan 10:10, y también dijo en Mateo 17:20 “que si tuvieras fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará, y nada os será imposible”.
A menudo nos sentimos desesperados y como en un pozo, por debido a múltiples situaciones de la vida, tales como por una infidelidad conyugal o de negocios o de amigos, frustración con alguien cercano a nosotros o el trabajo, un hijo rebelde, deudas financieras, soledad, tristeza, una enfermedad, heridas emocionales, y otras cosas más.
Pero hoy Dios te dice: “No te desesperes, Yo te sacaré de ese pozo”. Esta es una palabra de consuelo y una promesa poderosa de la cual debes apropiarte! Si estás pasando por situaciones difíciles y no sabes qué hacer con tu vida ahora, aduéñate de esta promesa del Padre!!!