¿Podrá Dios oír mi voz en oración, en medio de millones que claman a El en todo el mundo al mismo tiempo?
Esta pregunta ha preocupado a muchos cristianos. Lo que relato a continuación le dará la respuesta. Era una tarde calurosa de verano, en una playa había cientos de personas disfrutando del mar, la arena y el sol.
Muchas radios prendidas difundían música, deportes, noticias. Las madres gritaban a los niños que se aventuraban a entrar al agua desafiando las olas. Vendedores ambulantes sumaban sus voces a todo el bullicio, ofreciendo los productos.
De repente, en medio de toda esa confusión, el guardacostas saltó desde su puesto de observación. Sus pies parecían no tocar la arena mientras corría para zambullirse en el agua. En segundos había nadado hasta donde una vida estaba en peligro. Mientras los curiosos se amontonaban, el guardacostas, el encargado de cuidar y salvar las vidas, trajo a tierra firme a la posible víctima de morir abogada.
Es extraordinario como ese hombre, cumpliendo con su deber, en medio de todo el bullicio escuchó la voz `que clamó "socorro".
¿Hará Dios menos por Sus hijos? ¡No! El Salmista dijo: "Pues ha oído mi voz y mis súplicas".
Señor mío: Gracias quiero darte en este día por tantas oraciones contestadas. Clame' a Ti en distintas circunstancias y apuros, y Tú has oído mi ruego. Por eso es que hago mías las palabras del Salmo y digo: Te amo, Señor, te amo porque has oído mi clamor. Gloria a Tu Nombre. Amén. Por Marfa Cabrera.
