Ellos les dijeron: Rabi (que traducido es, Maestro), ¿dónde moras? Les dijo: Venid y ved "Fueron y vieron donde moraba, y se quedaron con él aquel día; porque era como la hora décima ".San Juan 1:38-39
Todos de alguna manera influenciamos a las personas que nos rodean, muchas veces nos cuesta compartir conceptos o vivencias de nuestra fe con los demás, porque la gente lee más lo que vivimos que lo que decimos. Evangelizamos o desevangelizamos con nuestra forma de vida.
Equivocadamente esperamos influenciar por nuestra forma exterior de actuar, o sea, cuando decimos: "Yo no fumo, no tomo, no miento, no maldigo, leo la Biblia o todo el día con las manos levantadas digo: Gloria a Dios". Esa clase de comportamiento en muchos casos, cierra a las personas a las verdades profundas y necesarias del Señor.
Los que nos rodean, están interesadas en las cosas básicas, o sea cómo vivimos, cómo tratamos a los miembros de muestra familia, cómo reaccionamos frente a la crisis, si somos generosos o no, y si tenemos interés y compasión.
Andrés y su compañero, pasaron solamente un día con Jesús, y eso fue suficiente para que tomaran la decisión más importante de sus vidas. Había algo en la manera y el lugar donde Jesús vivía, la forma en que hablaba y actuaba los convenció de que Jesús era genuino; al final de ese día encontramos que Andrés fue corriendo a su hermano Simón Pedro, para decirle: "Hemos encontrado al Mesías".
¿La gente que comparte con usted este día, puede decir: "He encontrado al Señor"?