La fórmula bíblica para vencer la depresión la encontramos en estos versos.
Muchas veces tenemos verdaderos motivos, razones muy valederas y reales por las cuales preocuparnos, en esos casos no podemos negar la realidad del problema existente; negarla no es fe, es fanatismo. 


Fe es enfrentar el problema, analizar la situación con la seguridad de que Dios tiene el poder para traer la solución. Si tenemos esa fe, automáticamente estamos haciendo la elección de dejar de preocuparnos.
El Apóstol nos da un procedimiento, o sea tres pasos a seguir para liberarnos de la depresión.
Primero: "Por nada estéis afanosos". Este "nada" abarca "todo", o sea todo lo que nos aqueja, se lo podemos confiar al Señor.
Segundo: "sean conocidas vuestras peticiones", debemos presentar nuestra petición al Señor expresando con claridad cual es nuestra necesidad.

El segundo paso nos lleva a presentar nuestra inquietud o dolor delante del Señor; cuando hemos analizado el problema y hemos orado al respecto, la paz vuelve al alma y entonces podemos llegar a la última etapa, la cual es agradecer al Señor por adelantado, reconociendo que Él nos ama y tiene el poder para darnos Su ayuda y bendición. 

Tercero: "con acción de gracias", con fe comenzar a agradecer por anticipado sabiendo que el Señor tiene poder para traer la respuesta que estamos pidiendo.Por Marfa Cabrera