La oración no es un invento humano. No es algo que se nos haya ocurrido con el afán de comunicarnos con Dios. De hecho, si meditamos un poco en esto, nos resulta sorprendente que exista una posibilidad de comunicación con un ser tan excelso y santo, quizás por eso la mayoría de los pueblos pensaron que sus dioses no podrían escucharlos a menos que les ofrecieran diversos sacrificios. 

Pero en el caso de nuestro Dios, del que sabemos por la Biblia que es un Ser misericordioso y lleno de buena voluntad para con el hombre, es él quien ha tomado la iniciativa y nos ha invitado a darle a conocer nuestras peticiones a través de la oración.


Las promesas de Dios. Éxodo 22:27; Jeremías 33:3; Mateo 7:7-11; Juan 14:13-14


En la Biblia vemos una gran cantidad de oraciones contestadas. Son ejemplo de la buena voluntad de Dios para quien confía en él. Las respuestas a la oración tienen su base en las promesas de Dios y las promesas la tienen en el carácter de Dios. Dos rasgos de su carácter son fundamentales para que estemos seguros de su respuesta a nuestras oraciones: su fidelidad y su misericordia. Como claramente vemos en las referencias bíblicas Dios promete escuchar las oraciones porque es misericordioso y clemente y no porque quien ora tenga méritos o “derechos” delante de Dios. La oración por eso se hace en el nombre de Jesús, porque él es nuestro mediador ante el Padre y él si tiene los méritos para interceder por nosotros.
Fuente: iglesiacristianaelcamino.com