La oración produce una gran diferencia porque se basa en nuestra confianza en Dios: «Confiamos en Dios, pues sabemos que él nos oye, si le pedimos algo que a él le agrada. Y así como sabemos que él oye nuestras oraciones, también sabemos que ya nos ha dado lo que le hemos pedido» (1 Juan 5.14, 15).
La oración nos acerca a Dios - SALMOS 50.15
Dijo Dios: ¡Llámame cuando tengas problemas!
Yo vendré a salvarte, y tú me darás alabanza.
La oración fortalece la relación - ISAÍAS 65.24
Dijo Dios: Antes de que me llamen,
yo les responderé;
antes de que terminen de hablar,
yo los habré escuchado.
La oración nos une a Dios - JEREMÍAS 29.12-13
Dijo Dios: Cuando ustedes me pidan algo en oración, yo los escucharé. Cuando ustedes me busquen, me encontrarán, siempre y cuando me busquen de todo corazón.
La oración nos permite conocer a Dios - JEREMÍAS 33.2-3
Dijo Dios: Yo soy el Dios de Israel. Yo fui quien creó la tierra y la puso en su lugar. Llámame y te responderé. Te haré conocer cosas maravillosas y misteriosas que nunca has conocido.