Nuestra "lengua", la importancia de dominarla

El poder de nuestra "lengua" es desproporcionalmente grande. Algunas cosas ejercen una influencia demasiado fuera de proporciones con respecto a su relativo tamaño. Un pequeña parte tiene un tremendo poder cuando se utiliza apropiadamente. Puede controlar un caballo, previene el pisoteo de las cosas y al colocar un arnés a su poder para lograr un trabajo productivo. De la misma manera, un pequeño TIMÓN es lo que nos permite arrear el poder del viento para obtener una dirección y viajar.


Santiago (La Biblia) dice que este mismo principio es cierto con nuestro lenguaje. Podemos estar tentados en pensar que lo que decimos tiene muy poca importancia, pero la verdad es que la manera en que usamos nuestras palabras impactará nuestras vidas y la vida de los demás ¡más que cualquier otra  cosa que hagamos! Dado que éste es el caso, es imperativo que aprendamos a ganar control de nuestro lenguaje y usarlo apropiadamente.

El poder destructivo del fuego es tal que incluso una pequeña chispa de él, cuando es usado apropiadamente, puede dejar en cenizas un bosque completo.  De la misma manera, nuestro lenguaje tiene un poder destructivo increíble. Puede ser usado por Satanás para arruinar nuestras vidas y la vida de los demás.

Diferentes Problemas de Lenguaje

ATAQUES CARA A CARA

Violencia verbal es la que está deliberadamente calculada para herir a las otras personas, o la que es sin mala intención pero callosamente no sensible. Esta se hace solamente a aquellas personas que conocemos bien (esposos y amigos) porque tenemos el conocimiento para herirlos realmente bien. La ira desatada, indirectas profundamente sarcásticas con respecto a sus debilidades, etc. Lo que Salomón dice es verdad (“uno que habla imprudentemente es como lanzar una espada…” Proverbios 12:18). Cuando uno ha estado en el puesto del que recibe, tú sabes cuán duro es recuperarse e incluso mirar a la persona de la misma manera nuevamente.

Cortes constantemente críticos que sólo denigra a la otra persona y erosiona su sentido de sí misma (PADRES CON HIJOS; JEFES CON SUS EMPLEADOS). Nada es suficientemente bueno; es siempre lo que tú hiciste mal lo que llama la atención. Si has sido sometido a esto cuando eras niño, sabes por qué Pablo previene a los padres del peligro de exasperar a sus hijos hasta que se descorazonan (Colosenses 3:21).

ATAQUES POR DETRÁS

La DIFAMACIÓN, es decir, cosas que no son verdad acerca de una persona a una tercera: obras, palabras, motivos, etc. MURMURACIÓN es difundir la verdad de los errores o fracasos de una persona. Ambos se llevan a cabo producto de un deseo verlos rebajados  a los ojos de otra persona.  En el mundo, esto se hace a menudo muy abiertamente, pero los cristianos normalmente lo hacen de maneras sutiles (“ORA POR X”, “ESTOY REALMENTE PREOCUPADO POR Y”). ¡Es preocupante estar cerca de una persona que habla libremente  de los demás de esta manera; uno se pregunta qué dice de uno cuando uno no está presente!

“Cuando nos paramos delante de Dios, podemos descubrir que el daño hecho por lenguaje equivoco excede el daño hecho de muchas otras maneras, porque causa grandes estragos en la vidas de los demás al igual que en la nuestra. Palabras que han dejado ya nuestras bocas, no pueden ser recuperadas; puede que vayan de la boca a un oído y desde un oído a una boca, repartiendo el daño en la medida que avanza.

Podemos arrepentirnos de nuestra insensatez y ser perdonados (por Dios), pero no podemos recobrar lo que ya hemos lanzado… si nuestro problema es una lengua no domada, es un problema más serio que otros defectos de carácter, ya que las palabras sin cuidado que dice la lengua sueltan una corriente peligrosa que fluye sin detenerse repartiendo muerte adonde quiera que vaya… muchas palabras que hemos dicho en el pasado están muy ocupadas trabajando en este momento y están trayendo un tremendo lío.”

Una Estrategia para Domar la Lengua

Admite que necesitas la ayuda de Dios y pídele que te la dé. Leer vs 7-8. Santiago no está diciendo que el cambio es imposible; o sino no nos estaría llamado al cambio. Él quiere decir que un cambio real, y permanente en esta área es humanamente imposible y requiere del poder de Dios para cambiar.

Sólo Dios puede sensibilizarnos con respectos a nuestros pecados específicos del lenguaje, motivarnos a buscar el cambio, y darnos el poder en nuestra voluntad para cooperar con él. Y éste poder está disponible para nosotros si nos volvemos hacia Dios, reconocemos nuestro pecado en ésta área, nuestra imposibilidad de cambiarnos a nosotros mismos y humildemente pedirle que se involucre con nosotros en esto.